Llegamos muy pronto a Arequipa, sobre las 7 de la mañana, menos mal q había una agencia de turismo q nos organizó todo: hotel, excursión para dos días. Y de paso, compramos el billete de bus para Puno. Nos llevaron al hotel, descargamos y descansamos un rato hasta q nos entró el hambre y nos fuimos a dar una vuelta y a buscar restaurante. A todo esto, la ciudad está a 2900 mts sobre el nivel del mar y teníamos cierto dolor de cabeza. La ciudad de Arequipa es muy bonita, como colonial, parece un pueblo español con cierto toque peruano: por la gente, por los detalles arquitectónicos,... La plaza de armas era bien grande con la catedral en un lado, enorme, y varios edificios con soportales. Además, en una parte estaban decorando la calle por la semana santa. Daba gusto pasear, eso si, nos acribillaban para meternos en restaurantes. Al final acabamos en uno q vimos muy local, donde la comida fue un poco 'extraña'. Elena se dejó el plato principal porque no era exactamente como lo habían descrito, ni parecido. Continuamos la vuelta a la ciudad, entramos en varios patios chulísimos, en uno nos explicaron su historia. Y como no, Elena y Jose se quedaron parados en una tienda donde vendían Dvd´s. El día transcurrió paseando y viendo la ciudad, era muy agradable, y la gente también. Cenamos hamburguesas en un sitio de comida rápida donde no pararon de pasar niños pidiendo. Nos dejamos mas dinero en la gente q en lo q consumimos. La guinda fue con dos de ellos hermanos a los q le invitamos a patatas fritas y a un Inca Cola (nada q ver con la Coca-cola!) y de paso le regalamos una película de DVD con la nos habían timado: no era la nueva de Spiderman, era una antigua de los 70!!, ellos lo agradecieron igual.